Misa 19 de julio 2020

Homilía XVI Domingo del tiempo ordinario

  Quiero ser como grano de mostaza con la fuerza de tu presencia viva : Tú la fecundas y le das vida en abundancia

Hoy podemos leer tres parábolas con las cuales Jesús habla del Reino de Dios a las masas. Me detengo en la primera: la del grano bueno y la cizaña, que ilustra.e/ problema del mal en el mundo y pone de relieve la paciencia de Dios.  ¡ Cuánta paciencia  tiene  Dios ! También  cada uno  de nosotro  puede decir esto: «tcuánta paciencia tiene Dios conmigo!». La narración se desarro­lla en un campo con dos protagonistas opuestos.  Por una parte, el dueño del campo que re­ presenta a Dios y esparce la semilla buena;  por otra, el enemigo  que representa a Satanás y esparce la hierba mala. Los siervos querrían intervenir arrancando la cizaña; pero el dueño, que está preocupado sobre todo por salvar el grano, se opone diciendo: «No, no sea que, al arrancar la cizaña, os llevéis a la vez el trigo». Con esta imagen, Jesús nos dice que en este mundo  el bien y el mal están tan entrelazados, que es imposible separarlos y extirpar todo el mal. Solo Dios puede hacer esto, y lo hará en el juicio final. Con sus ambigüedades y su ca­ rácter complejo, la situación actual es el campo de la libertad, el campo de la libertad de los cristianos, en el cual se cumple  el difícil ejercicio del discernimiento entre el bien y el mal. Y en este campo se trata de combinar dos actitudes aparentemente contradictorias: la decisión y la paciencia. La decisión es la de quererser buen grano ­todos lo queremos­, con todas nuestras fuerzas, y entonces alejarse del Maligno y de sus seducciones. La paciencia significa preferir una Iglesia­que es levadura en la masa, que no teme ensuciarse las manos lavando las ropas de sus hijos, antes que una Iglesia de «puros», que pretende juzgar antes de tiempo quién está en el Reino y quién no. La línea de frontera entre el bien y el mal pasa porel corazón de cada uno de nosotros; y todos somos pecadores.  Estamos llamados a aprender los tiempos de Dios ­que no son los nuestros­y también la «mirada» de Dios. Gracias al influjo benéfico de una paciente espera, lo que era cizaña o parecía cizaña, puede convertirse en un producto bueno. Es la realidad de la conversión. iEs la perspectiva  de la esperanza! {23-72017). PAPA FRANCISCO