Misa 27 de diciembre 2020

Homilía I La Sagrada Família

El niño iba creciendo y la gracia de Dios estaba con él

Celebramos la Sagrada Familia de Nazaret. Los padres de Jesús van al templo  para confirmar que el hijo pertenece a Dios y que ellos son los cus­ todios de su vida, pero no son los propietarios. Todos los padres son custodios de la vida de los hijos, pero no propietarios y deben ayudarlos-acrecer, a madurar.

Este gesto subraya que solo Dios es el Señor de la historia  individual y familiar; todo  nos viene  por Él.  Cada familia está llamada a reconocer tal primado, custodiando y educando a los hijos para abrirse a Dios que es la fuente  de la misma vida. Pasa por aquí el secreto de la juventud  interior,  testimoniado paradójicamente  en el Evangelio por dos ancianos, Si meón y Ana. El viejo Simeón dice a propósito  del niño Jesús: «Este está puesto para muchos en Israel caigan y se levanten y será como un signo de contradicción[ … ], para que se pongan de manifiesto  los pensamientos de muchos corazones». Jesús ha venido para hacer caer las falsas imágenes que nos hacemos de Dios y también de nosotros  mis­ mos; para hacernos «resurgir» hacia un camino humano y cristiano verdadero,  sobre los valores del Evangelio. No hay situación familiar que esté excluida de este camino nuevo de renacimiento y de resurrección. Y cada vez que las familias, también las heridas y mar­ cadas por la fragilidad, fracasos y dificultades, vuelven a la fuente  de la experiencia cristiana, se abren caminos nuevos y posibilidades inimaginables