Misa 2 de mayo 2021

Quinto domingo de Pascua

Yo soy la verdadera vid y mi Padre es el labrador

Papa Francisco: Hoy el Evangelio nos propone el momento en el que Jesús se presenta como la vid verdadera y nos invita a permanecer unidos a él para llevar mucho fruto.  La vida es la planta que nos da la uva, y forma un todo con el sarmiento; y los sarmientos son fecundos únicamente cuando están unidos a la vid. Esta relación es el secreto de la vida cristiana y el evangelista Juan la expresa con el verbo «permanecer», que en el pasaje de hoy se repite siete veces. «Permaneced en mí» dice el Señor. Se trata de permanecer en el Señor para encontrar el valor de salir de nosotros mismos, de nuestras comodidades, de nuestros espacios restringidos y protegidos, para adentrarnos en el mar abierto de las necesidades de los demás y dar un respiro amplio a nuestro testimonio cristiano en el mundo. Este coraje de salir de sí mismos y de adentrarse en las necesidades de los demás, nace de la fe en el Señor Resucitado y de la certeza de que su Espíritu acompaña nuestra historia. Uno de los frutos más maduros que brota de la comunión con Cristo es el compromiso de caridad hacia el prójimo, amando a los hermanos con abnegación de sí mismo, hasta las últimas consecuencias, como Jesús nos amó. El dinamismo de la caridad del creyente no es fruto de estrategias no nace de solicitudes externas, de instancias o de ideologías, sino del encuentro con Jesús y del permanecer en Jesús. Él es para nosotros la vida de la que absorbemos la savia, es decir, la “vida “para llevar a la sociedad una forma diferente de vivir y de brindarse, lo que pone en primer lugar a los últimos. Cuando somos íntimos con el Señor y unidos entre si la vid y los sarmientos, somos capaces de dar frutos de vida nueva, de misericordia, de justicia y de paz, que derivan de la Resurrección del Señor