Misa 6 de noviembre de 2022

Domingo XXXII del tiempo ordinario

No es Dios de muertos, sino de vivos

Papa Francisco: El Evangelio de este domingo nos presenta a  Jesús enfrentando a los saduceos, quienes negaban la resurrección. Y es precisamente  sobre este tema que ellos hacen una pregunta a Jesús, para ponerlo en dificultad y ridiculizar   la fe  en la  resurrección de los muertos. La vida que Dios prepara no es un sencillo embellecimiento  de esta vida actual:  ella  supera nuestra imaginación,  porque Dios nos sorprende continuamente con su amor y  con su misericordia. Por lo tanto, lo que sucederá es precisamente lo contrario cuanto esperaban los saduceos. No es esta vida la que hace referencia a la eternidad, a la otra vida, la que nos espera, sino que es la eternidad  -aquella vida- la que ilumina y da esperanza a la vida terrena de cada uno de nosotros. Si miramos sólo con ojo  humano, estamos predispuestos a decir que el camino del hombre va de la vida hacia la muerte. i Esto se ve! Pero esto es sólo si lo miramos con ojo humano. Jesús le da un giro a esta perspectiva y afirma que nuestra peregrinación va de la muerte a la vida: la vida plena.  Nosotros estamos en camino, en peregri­nación hacia la vida  plena, y esa vida plena es la que ilumina nuestro camino.

 

Antífona de entrada : Llegue hasta ti mi suplica; inclina tu oído a mi clamor , Señor.