Domingo XXVII del tiempo ordinario

Misa 3 de octubre de 2021

  Ya no son dos, sino una sola carne

Papa Francisco: El Evangelio   de este domingo nos ofrece  la  palabra  de Jesús sobre el matrimonio. Jesús  retoma el Libro del Génesis: «Desde  el comienzo de la creación,   él los hizo varón y hembra. Por eso dejará el hombre a su padre y a su madre y los dos se harán una sola carne». Y concluye: «Lo que Dios unió,no lo separe el hombre».  En el proyecto originario del Creador, se trata de un hombre y una mujer llamados a reconocerse, a completarse, a ayudarse mutuamente  en el ma­ trimonio. Esta enseñanza de Jesús es muy clara y defiende la dignidad  del matrimonio como una unión de amor que implica fidElidad. Lo que permite a los esposos perma­necer unidos en el matrimonio es un amor de donación recíproca sostenido por la gracia de Cristo.  Si en vez de eso, en los cónyuges prevalece el interés individual,   la propia sa­ tisfacción, entonces su unión no podrá resistir. Y es la  misma página  evangélica   la que nos recuerda, con gran realismo, que el hombre y la mujer pueden  realizar gestos que pongan en crisis su unión. Jesús confirma el designio de Dios, en el que destaca  la fuerza y la belleza  de la relación   humana .  La  Iglesia,   por una parte, no se cansa de confirmar la belleza  de la familia como nos ha sido entregada por la Escritura  y la Tradición,   pero al  mismo tiempo se esfuerza por hacer sentir concretamente su cercanía materna a cuantos viven la experiencia   de relaciones rotas o que siguen adelante de manera su­ frida y fatigosa (7-10-2018}.